News-La DGT defiende sus radares [Criticas de Autopista]

17-03-2006
Fuerte enfado de Tráfico por el informe publicado por Autopista
La DGT defiende sus radares
La Dirección General de Tráfico ha montado en cólera y ha organizado una contraofensiva para rebatir los datos publicados esta misma semana por la revista Autopista en un informe sobre los radares de las carreteras españolas. El reportaje denunciaba que un 40 por ciento de los radares tiene un intención puramente recaudatoria. La DGT asegura que no es cierto y explica que, en el último año, la proliferación de estos dispositivos ha hecho que baje la velocidad media.
A cuerno quemado le ha sabido a la DGT el informe publicado por la revista Autopista, hermana de Autopista.es, analizando todos y cada uno de los radares existentes en nuestra red vial, incluyendo los de los servicios de tráfico de Cataluña y País Vasco (tienes un PDF con el informe en el enlace que acompaña estas líneas).
Enrique Belda, subdirector de Circulación de la DGT, rechazó ayer el enfoque del trabajo realizado por Autopista y aseguró que los primeros datos sobre el efecto de los radares fijos en carreteras reflejan que “la velocidad media ya se ha reducido en las carreteras españolas”. Además, Belda ha expresado su confianza en que la red de vigilancia redunde en un descenso de la mortalidad, como ha sucedido en otros países europeos.
Belda explicó también que, precisamente, la velocidad y las distracciones asociadas a la alta velocidad son las dos causas principales de accidentes mortales en las grandes carreteras.
El directivo de la DGT añadió que los radares han sido colocados “en puntos especialmente sensibles a que se produzcan accidentes por exceso de velocidad” y, en referencia al informe de Autopista, se preguntó cómo puede percibirse “afán recaudatorio” cuando el conductor es avisado de la ubicación de cada radar mediante paneles informativos ubicados en torno a un kilómetro y medio antes. Como se sabe, el informe publicado en la revista demostraba, entre otras irregularidades, que un 40 por ciento de los radares de nuestro país se encuentra en puntos de baja peligrosidad, mientras que otros muchos están mal señalizados.
Reacción de Autopista
Ante las declaraciones de Belda, Arancha Pato, directora y editora de Autopista, se pregunta por qué ahora la DGT habla de “distracciones asociadas a la alta velocidad”, un argumento que nunca había utilizado hasta el día de ayer.
Pato recuerda que el ministro de interior, José Antonio Alonso, siempre ha dicho que la principal causa de muertes son la distracciones y eso “no se soluciona poniendo radares”.
“El informe se ha hecho a raíz de que la DGT anunciara que iba a colocar todos los nuevos radares en puntos de peligro”, explica Arancha Pato, “nosotros decidimos comprobarlo y, para ello, hemos ido a todos y cada uno de los 265 radares de España y hemos constatado que al menos un 40 por ciento de ellos no está en lugares peligrosos”. Pato y su equipo consideran que colocar un radar en un punto donde la carretera es segura –tiene vías amplias, con buen trazado, asfalto y visibilidad- y es fácil que la gente vaya rápido responde, únicamente, a fines recaudatorios.
El radar de la discordia
En su defensa del sistema de la DGT, Enrique Belda citó uno de los radares que ha criticado Autopista, concretamente el que opera en la V-21, una carretera de Valencia. Como se puede ver en la foto, este cinemómetro está instalado en una carretera recta, amplia, con dos carriles en cada sentido y arcenes. Aparentemente, no hay peligro. Sin embargo, la DGT insiste en que ese lugar es uno de sus puntos negros y que en 2005 hubo allí cinco muertes por coches que se saltaron la mediana.
Nosotros hemos podido comprobar que ese punto negro no está recogido en el listado que publica la DGT en su página web. Por su parte, Arancha Pato reflexiona de la siguiente manera: “si el problema es que hay coches que se saltan la mediana, estaríamos ante un punto estructuralmente inseguro. Creo que no se arregla nada con un radar, sino que es necesario arreglar y mejorar la seguridad de ese tramo, algo extensible a la inmensa mayoría de los radares criticados.
Fuerte enfado de Tráfico por el informe publicado por Autopista
La DGT defiende sus radares
La Dirección General de Tráfico ha montado en cólera y ha organizado una contraofensiva para rebatir los datos publicados esta misma semana por la revista Autopista en un informe sobre los radares de las carreteras españolas. El reportaje denunciaba que un 40 por ciento de los radares tiene un intención puramente recaudatoria. La DGT asegura que no es cierto y explica que, en el último año, la proliferación de estos dispositivos ha hecho que baje la velocidad media.
A cuerno quemado le ha sabido a la DGT el informe publicado por la revista Autopista, hermana de Autopista.es, analizando todos y cada uno de los radares existentes en nuestra red vial, incluyendo los de los servicios de tráfico de Cataluña y País Vasco (tienes un PDF con el informe en el enlace que acompaña estas líneas).

Enrique Belda, subdirector de Circulación de la DGT, rechazó ayer el enfoque del trabajo realizado por Autopista y aseguró que los primeros datos sobre el efecto de los radares fijos en carreteras reflejan que “la velocidad media ya se ha reducido en las carreteras españolas”. Además, Belda ha expresado su confianza en que la red de vigilancia redunde en un descenso de la mortalidad, como ha sucedido en otros países europeos.
Belda explicó también que, precisamente, la velocidad y las distracciones asociadas a la alta velocidad son las dos causas principales de accidentes mortales en las grandes carreteras.
El directivo de la DGT añadió que los radares han sido colocados “en puntos especialmente sensibles a que se produzcan accidentes por exceso de velocidad” y, en referencia al informe de Autopista, se preguntó cómo puede percibirse “afán recaudatorio” cuando el conductor es avisado de la ubicación de cada radar mediante paneles informativos ubicados en torno a un kilómetro y medio antes. Como se sabe, el informe publicado en la revista demostraba, entre otras irregularidades, que un 40 por ciento de los radares de nuestro país se encuentra en puntos de baja peligrosidad, mientras que otros muchos están mal señalizados.
Reacción de Autopista
Ante las declaraciones de Belda, Arancha Pato, directora y editora de Autopista, se pregunta por qué ahora la DGT habla de “distracciones asociadas a la alta velocidad”, un argumento que nunca había utilizado hasta el día de ayer.
Pato recuerda que el ministro de interior, José Antonio Alonso, siempre ha dicho que la principal causa de muertes son la distracciones y eso “no se soluciona poniendo radares”.
“El informe se ha hecho a raíz de que la DGT anunciara que iba a colocar todos los nuevos radares en puntos de peligro”, explica Arancha Pato, “nosotros decidimos comprobarlo y, para ello, hemos ido a todos y cada uno de los 265 radares de España y hemos constatado que al menos un 40 por ciento de ellos no está en lugares peligrosos”. Pato y su equipo consideran que colocar un radar en un punto donde la carretera es segura –tiene vías amplias, con buen trazado, asfalto y visibilidad- y es fácil que la gente vaya rápido responde, únicamente, a fines recaudatorios.
El radar de la discordia

En su defensa del sistema de la DGT, Enrique Belda citó uno de los radares que ha criticado Autopista, concretamente el que opera en la V-21, una carretera de Valencia. Como se puede ver en la foto, este cinemómetro está instalado en una carretera recta, amplia, con dos carriles en cada sentido y arcenes. Aparentemente, no hay peligro. Sin embargo, la DGT insiste en que ese lugar es uno de sus puntos negros y que en 2005 hubo allí cinco muertes por coches que se saltaron la mediana.
Nosotros hemos podido comprobar que ese punto negro no está recogido en el listado que publica la DGT en su página web. Por su parte, Arancha Pato reflexiona de la siguiente manera: “si el problema es que hay coches que se saltan la mediana, estaríamos ante un punto estructuralmente inseguro. Creo que no se arregla nada con un radar, sino que es necesario arreglar y mejorar la seguridad de ese tramo, algo extensible a la inmensa mayoría de los radares criticados.