
VEHÍCULOS QUE SE EXPONDRÁN EN EL FUTURO MUSEO DE SEAT
Acceder a la Nave 122 de la planta de Seat en la Zona Franca de Barcelona no es tarea fácil. De hecho, sin los permisos oportunos, es imposible llegar hasta allí. Ni siquiera la plantilla que sigue trabajando en la factoría de prensas sabe a ciencia cierta lo que ocurre en el interior de esa nave. Interfono (no todo el mundo cuela) y puerta de seguridad guardan tras de sí una de las maravillas más grandes de la automoción: el futuro museo de Seat.
Desde hace algunos años y gracias al tesón de los verdaderos amantes de la historia de la marca, como la encargada del parque automovilístico Elvira Beloso (hoy ya jubilada), se empezaron a recuperar los primeros modelos que Seat había fabricado. No fue una tarea fácil ya que la falta de presupuesto, de un lugar a buen recaudo y los constantes robos convirtieron esa labor en un gran reto. Algunos modelos se consiguieron rescatar en la misma Zona Franca, otros los cedieron extrabajadores y otros (los que menos) fueron comprados a propietarios particulares. Hace unos meses, todos los vehículos fueron trasladados a la nave 122, un lugar casi escondido en una esquina de lo que queda de la fábrica de Seat en los terrenos de la Zona Franca (aquellos que se alquilaron al consorcio por una peseta el metro cuadrado por un periodo de 100 años). El anterior presidente de Seat, el alemán Andreas Schleef, dotó presupuestariamente al departamento de comunicación para que llevara a cabo la restauración, en la medida de lo posible, de los modelos históricos de la marca. El objetivo era la creación de un museo de Seat.
SEIS ARTESANOS
La idea entusiasmó a muchos, que esperaban desde hace tiempo ese pistoletazo de salida. Para no crear problemas con la producción de la marca, los empleados en la restauración de los coches son trabajadores prejubilados que realizan sus horas en esta especie de laboratorio secreto en la nave 122. Allí, con mucho mimo y cariño, seis personas trabajan cada día para recuperar artesanalmente la memoria rodante de Seat. Hasta el día de hoy, allí hay 140 vehículos perfectamente restaurados. Desde el primer coche de la marca, el 1400 hasta el último, un León Cupra (el Altea 4 Freetrack aún no se ha presentado), pasando por modelos curiosos que nunca salieron de la fábrica (como los Ibiza y Córdoba descapotables y el Panda Papamóvil) y otros que simplemente se quedaron en prototipo, como un Toledo familiar o un curioso compacto pequeño que la marca quería comercializar por menos de un millón de pesetas. Todos los coches fabricados tienen al menos una réplica en esta nave. El museo de Seat ya está en marcha. He aquí una pequeña muestra de ello.
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